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ACÁ ENTRE NOS … México, un país de contrastes

El nombre de México se ha posicionado en el escenario internacional por el potencial que tiene nuestro país para convertirse en la nueva fábrica manufacturera del mundo. Sin echar las campanas al vuelo, hay razones que no se pueden cuestionar

Por: Jaime Arturo Vázquez Aguilar

La economía mexicana ha mantenido una recuperación sostenida después de la pandemia, incluso superando los pronósticos de los analistas. Este año México desplazará a Corea del Sur y Australia para ubicarse como la 12ª economía mundial y en 2024 superará a Rusia para posicionarse en lugar 11 del ranking de las economías más grandes del planeta, tal como lo hiciera en 1980, aunque su mayor avance se registró en el año 2000, cuando se ubicó en el 9º sitio.

El último informe de la Organización Mundial del Comercio situó a nuestro país como el 13º mayor exportador del planeta, con un valor de 578 mil millones de dólares, sobresale que 7 de cada 10 dólares corresponden al sector manufacturero. A esto suma que el comercio bilateral con nuestro vecino del norte creció más de 600 % en las últimas tres décadas y en 2023 México se ha posicionado como su mayor proveedor de mercancías, desplazando a China.

¿Podrá México estar a la altura de la nueva dinámica industrial y competir con el sudeste asiático? Más allá de las críticas y los triunfalismos, lo cierto es que nuestro país aún enfrenta grandes retos para aprovechar la ventana de oportunidad que se ha abierto con la reconfiguración del comercio mundial. Las empresas buscan certeza jurídica, seguridad pública, conectividad, energía y capital humano, principalmente. Son factores que demandan coordinación de los tres órdenes de gobierno.

Las grandes potencias han trazado una ruta para impulsar sectores estratégicos, con una legislación, recursos, incentivos fiscales e inversión para detonar la innovación. Estados Unidos, al igual que la Unión Europea, han iniciado esfuerzos para regresar a su país la producción de industrias estratégicas para su economía. El pasado 21 de septiembre, entró en vigor la Ley Europea de Chips. Es una política que busca fortalecer el liderazgo tecnológico de Europa y estimular las inversiones, tanto públicas como privadas, en instalaciones manufactureras para los fabricantes de chips y sus proveedores.

México es un país de contrastes, la economía marcha bien, pero más allá de los indicadores macroeconómicos, el territorio nacional es un mosaico de vocaciones productivas y el desempeño económico de las entidades federativas es de heterogéneo. Sin una política industrial, varias regiones del país podrían quedar rezagadas, ampliando las brechas económicas y sociales.

Una estrategia nacional es inaplazable para sentar las bases del desarrollo industrial del siglo XXI. Si bien, México tiene un marco legal que rige la planeación nacional y la inversión extranjera, es fundamental que el Congreso Federal y los Congresos Locales legislen un paquete de reformas para potenciar la competitividad, la productividad y el fortalecimiento de la industria nacional para asegurar el desarrollo regional sostenible equilibrado y la prosperidad de las familias mexicanas.

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